María Pita: la llama que encendió la defensa de A Coruña

María Pita, heroína coruñesa del siglo XVI, se convirtió en símbolo de resistencia frente al ataque de la Contraarmada inglesa en 1589. Su grito —«¡Quen teña honra, que me siga!»— bastó para cambiar el curso de la batalla y salvar la ciudad. Este artículo repasa su vida, el contexto de la Gran Armada y cómo su figura sigue inspirando hoy.

 

Introducción

La historia de España está llena de episodios de coraje, pero pocos tan brillantes como el de María Pita, la mujer que, armada únicamente con su voluntad y una lanza, desafió a un imperio entero. En una época marcada por la guerra en los mares —entre la Gran Armada española de 1588 y la Contraarmada inglesa de 1589—, A Coruña vivió uno de sus momentos más épicos. Allí, una vecina se alzó ante la adversidad para convertirse en leyenda.

 

María Pita

Nacida para resistir

María Mayor Fernández de Cámara y Pita, conocida como María Pita, nació en A Coruña en 1565. Mujer trabajadora, madre, comerciante y parte activa de la vida urbana, nunca estuvo destinada -o eso parecía- a la guerra. Pero la Historia suele elegir a sus héroes entre quienes menos lo esperan.

La Gran Armada y la venganza inglesa

En 1588, Felipe II envió la Felicísima y Gran Armada, un colosal esfuerzo marítimo destinado a frenar el poder inglés y proteger la fe católica. Su fracaso parcial desencadenó la represalia y, al año siguiente, Inglaterra lanzó la Contraarmada (Invencible inglesa), una expedición aún mayor en número, con un objetivo claro: arrasar puertos españoles y portugueses.

A Coruña, por su posición estratégica y su fama de puerto fiel, fue uno de los blancos piratas.

El ataque pirata inglés y el día en que una mujer cambió la batalla

Cuando los ingleses desembarcaron, superaban ampliamente a los defensores. Asaltaron las murallas, incendiaron barrios y pusieron en jaque la ciudad. Pero en uno de los momentos más críticos, un alférez inglés logró encaramarse a la brecha con la bandera enemiga. La caída parecía inminente.

Entonces entró e la escena María Pita.

Empuñando una lanza, se abrió paso entre los defensores exhaustos, abatió al alférez enemigo y lanzó un grito que retumbó en las piedras:

«¡Quen teña honra, que me siga!»

Con ese grito, la moral revivió. La defensa se reorganizó, los ingleses fueron rechazados y A Coruña se salvó. Un acto de valor que Felipe II reconocería otorgándole privilegios y título de heroína.

 

Legado y símbolo

María Pita no fue solo una mujer del pueblo. Fue la encarnación del espíritu indomable de Galicia y uno de los nombres femeninos más poderosos de la historia militar española. Su ejemplo recuerda que el coraje no entiende de géneros ni rangos.

Hoy, su figura inspira, emociona… y sigue viva.

 

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Porque, como dijo la propia heroína: ¡Quien tenga honra… que la siga!